“Extiende la serpiente,
lenta y sinuosa,
su voraz enredadera
sobre la flor del acanto.
Secuestra la razón,
la voluntad y el tiempo.
Y en sensual impulso
de susurro femenino
despierta la vanguardia
recreando sus curvas.
Tu conciencia se quema,
derretida en lengua de caricia.
Y en el perfil de unas manos,
impulsos y bramidos,
húmeda brisa,
evocación del viento
en la pluma de sus dedos.
Recreo entrelazado.
La insumisión alerta.
Se enciende el mar
Despiertan los caballos.
Vibra el calor.
Se tensa el arco
en movimiento.
Vivir dormido,
para morir despierto. “
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