“De lo que vamos siendo hay cosas que hemos aprendido con los
años, a costa de esas terribles experiencias reversibles, latigazos, dentelladas a traición que la vida
nos va dando. Mordiscos que traspasan, de fuera a dentro, la rabia del miedo que
atenaza, y que salen después, de dentro a fuera, en forma lágrimas de sangre de
una u otra manera, evidentes o invisibles, supurando despacio o a borbotones,
de golpe.
Todos coleccionamos esas circunstancias nuestras en la piel. Aunque
pensemos que no existieron, o eso queramos creer, para olvidarlas.
La vida nos va topando, nos lanza choques, accidentes con
secuelas. Y nosotros, para zafarnos de la
muerte, nos tenemos que centrar en la necesidad perentoria de seguir a flote,
en mantener el equilibrio, en hacer pie en este mar calamitoso de oleajes que
nunca cesan.
Pero de lo que vamos siendo también hay otras cosas que te aparecen
sin dar cuenta, que van viniendo solamente, sin acuse de recibo. Que un día te descubres,
sin saber muy bien a qué responden. No es el traje que te van haciendo a la
medida esas eventualidades benevolentes o perversas, el hada madrina de las
buenas cosas, o la bruja maldita de las malas ondas… Sino que eres tú quien va
cambiando por dentro, por fuera, y viceversa.
Unas y otras cosas, las que ocurrieron y las que aparecieron,
son lo que somos ahora, lo que seremos después.
Tras sortear esas vicisitudes a las que no se nos dio la
gracia de poder renunciar y que más bien fueron cicatrices del demonio… Tras
zozobrar vertiginosamente y darnos cuenta de que la vida es eso, retomamos el
sentido de lo que nos queda, reconstruimos los escombros, y volvemos a la
briega pero con otra perspectiva.
Volvemos a ser quienes en realidad somos pero transformados.
Y suma y sigue. No hay cura ni remedio. Esto es así.
Y a eso tengo miedo. A lo que yo pueda ser ahora o luego, sin
que lo sepa.”
ktharsis 2013
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